martes, 29 de octubre de 2013

#022 La pequeña visita a Italia

Carteles de las autovias en Italia

En Nice cogí el mismo autobús que me llevó a Mónaco, pero esta vez fui hasta el final de la línea, Menton. El último pueblo costero de Francia fronterizo con Italia, a donde me dirigía, en concreto a Savona. Me recogió un hombre muy simpático que volvia a su ciudad, Alexandria, pero se desvió para dejarme en pleno centro. Además, cada pueblo que pasábamos por la costa me relataba alguna anécdota. Como la de 'Imperium', un nombre ficticio que se apodó a dos pueblos que crecieron tanto que se unieron en uno. (Hice un pacto con él, pero para ello me tiene que dejar un mensaje por aquí).

De Savona apenas puedo hablar, allí pasé una noche para ir a mi destino más reciente, Turin. Esta es otra ciudad que me ha sorprendido. Llegué tras una larga espera haciendo autostop y es que en Italia está prohibido en autovías, y eso incluyen los peajes (el mejor sitio y mas seguro para hacerlo). Dos veces que tuve que hacer dedo y las dos la policia italiana me advirtió de que estaba prohibido, pero al final llegué a la ciudad de la Juventus.

Palacio real, Turin, Italia.

El centro de Turin está construida con calles paralelas, una ciudad cuadriculada, es imposible perderse. Es inmensa, con tan solo una línea de metro, pero miles de gentes comprando ropa, comida, lo que se tercie. En fin de semana, las calles están abarrotadas, colas que llegan hasta fuera de las heladerías, montones de cafeterías perfumando el ambiente, que aunque no te guste el café, es un olor que embriaga, por no hablar de sus pizzerías y sus fuentes, sí, como en Roma, andando por sus barrios siempre encuentras fuentes con agua fresca. Turin, como buena ciudad italiana, desprende historia del imperio romano. Anchas calles, arquitectura inmensa, museos por doquier e iglesias, por supuesto. Los domingos, doy fe de que se llenan, y sus calles siguen abarratodas de gente, tanta que hasta un pequeño perro en la puerta de un comercio se queda dormido al ver pasar a tantas personas. Donde no se aburriría es en la Piazza della republica, donde hay un enorme mercadillo de ropa a un euro, frutas y hortalizas y mujeres gritando que se lo quitan de las manos. Qué tendrán estos lugares que me atraen y me gusta inmiscuirme entre los vendedores que no paran de vaciar cajas y tirar los desperdicios por las esquinas.

Mercadillo en la Plawa de la Republica, Turin, Italia.

Turin es una ciudad muy grande para un chico de provincias como yo, por lo que entre eso y que habia tenido varios encuentros con la autoridad (unos señores que me intimidan, mas cuando tienen bigote, coloretes y visten de negro y repiten "strada no autostop, strada no autostop" el intento fue fallido. Tras tres horas intentando hacer autostop y dos veces echado por la policia de mi sitio, me cogi un autobus hacia Lyon, donde me esperaba una familia encantadora.



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