martes, 15 de octubre de 2013

#011 Como una texana me salvo el culo.

Cathy y yo en Montpellier
Montpellier ha sido una de esas ciudades en las que puede pasar lo peor y lo mejor. No ha sido nada del otro mundo, tan solo sucedio que mi CS me dejo tirado. Me acepto alojarme, me dio su telefono y no supe mas de el, por lo que al llegar a la ciudad tenia que buscarme un alojamiento y todo era muy caro.

Como siempre, me fui al centro de informacion turistica donde me conecte a internet. Mi solucion era solicitar alojamiento en CS en la pagina de 'ultimo minuto', para casos extraordinarios, pero no podia hacerlo desde mi movil, asi que me tenia que ir a un ciber. Cathy estaba tambien conectandose, pero tenia problemas y le ayude. Estuvimos hablando un rato, ya que los dos eramos de CS (como si de una secta se tratara) y me fui.

Al salir del ciber, me encontre de nuevo con Cathy, ella queria ver la ciudad y yo poco mas que  esperar a que alguien me acogiera o ir a ver si habia camas en el unico hostal barato de la ciudad (algo que se salia de mis planes y mi bolsillo).

Paseamos por Montpellier, una ciudad con un casco viejo peatonal interesante para perderse entre sus callejuelas, llenas de tiendas, terrazas y jovenes; muchos estudiantes con ganas de fiesta. Cathy y yo nos fuimos a un parque donde, tumbados en el cesped, nos contamos nuestras vidas. Ella habia roto con su pareja, habia vendido sus cosas, incluso su coche, y habia dejado Texas para irse a Barcelona, desde donde empezo a viajar por Europa. Me propuso ir a dormir a la casa donde ella estaba y no le dije que no.

La casa estaba cerca del centro, con un monton de locales de kebabs, motos ensordecedoras y calles mal asfaltadas. El piso donde iba a dormir tenia pinta de okupa, con grafittis en las paredes, poster de peliculas, una cocina sucia y desordenada; unas cuantas puertas cerradas, un patio con sofas de segunda mano y una mesa llena de colillas, papelinas y cervezas. Cathy iba a dormir en un colchon en el suelo, junto a una mexicana (la que vivia alli) y yo en un sofa enorme (y comodo, la verdad).

Al dia siguiente, nos despertamos y le invite a desayunar de mi kit mochilero (me aseguro tener galletas, te y fruta, para casos como el de ese dia) y nos fuimos. Pasamos la mañana juntos hasta que ella cogio el tren en direccion Lyon y nos despedimos como quien se despide de alguien que va a volverse a ver. 

Bon voyage Cathy!

Montpellier



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