lunes, 16 de septiembre de 2013

Resumen China




Precios (Marzo 2013) - Moneda Yuan (1 Euro = 7 Yuanes).

Shanghai:
-Hostal Shanghai (habitación 4 con baño privado) - Blue Mountain Bund Youth Hostel: 8 €.
-Metro: 0,50 € (4 Yuanes).
-Desayuno: Capuccino 3 €.
-Comida: Plato noodles o Arroz 3-4 euros. Cerveza 3-4 €.
-Discoteca: Cerveza 5 €. 
-Bares turismo 8 €. (Las cuales evitamos).
-20 postales: 2 €.

-Tren alta velocidad Shanghai- Suzhou: Aprox. 5 € (i/v).
-Visita guiada: 10 €.
-Tren alta velocidad Shanghai- Hangzhou: Aprox. 25 € (i/v).

Pekín:
-Metro: 0,25 € (2 Yuanes).
-Tren alta velocidad Shanghai- Pekín: Aprox. 60 €.
-Hostal Pekín (habitación 4 con baño privado) - Happy Dragon Hostel: 8 €.
-Desayuno: Capuccino 3 €.
-Comida: Plato noodles o Arroz 3-4 euros. Cerveza 3-4 €.
-20 postales: 2 €.









viernes, 6 de septiembre de 2013

Pekín #04. Plaza Tian'anmen.

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Plaza Tian'anmen
Los últimos días en Pekín visitamos parques, plazas, más templos y descubrimos un tentempié muy exquisito: saltamontes.
    El Beihai Park (10 Yuanes=1,50€) es un enorme recinto parecido al retiro de Madrid, con su lago y sus barcas, con más templos (que puedes visitar pagando) y jardínes para pasar el domingo. Este parque está al oeste de la ciudad prohibida y le siguen una retahíla de lagos que bajan por su lateral hasta llegar a la entrada donde se encuentra la famosa plaza.
     La Plaza de Tian’anmen, otro símbolo de China, una espectacular plaza que está en frente de la entrada a la ciudad prohibida, como he dicho. Destaca su bandera nacional custodiada por cuatro soldados. En el medio de la plaza hay dos pantallas enormes con un vídeo en bucle de lo bonito que es su país y lo patriótico, ya que en Beijing sí se nota este sentimiento con carteles en cada esquina de su amor a su tierra. Más al sur encontramos dos esculturas a la mayor gloria de los soldados caídos en batalla (¿Qué país no las tiene?).
     El Templo del cielo está situado al sur de Pekín, es una de esas opciones para ir por la mañana y tirarte tres horas paseando por sus parques, templos y tiendas, ya que el templo del cielo es un conjunto de templos en un enorme parque. Moverte en la capital es lo que tiene, que todo está lejos de todo y decidir ir andando significaría perder el tiempo, ya que el metro solo cuesta 2 Yuanes el viaje, sea la distancia que sea. Tanto este parque como el que se encuentra en el norte el Palacio de Verano son lugares de paz donde la gente jubilada juega a las cartas, practica Tai chi y se llevan sus mochilas para hacer picnic y pasar el día.
    El primero era para orar y pedir a los dioses buen tiempo para la cosecha y el segundo tiene una larga historia que se puede consultar en internet. Los dos son patrimonio de la humanidad por la Unesco y es inevitable no tenerlos en la lista de lugares a visitar, pero tras dos semanas en China, viendo reconstrucciones de edificios, templos a los que no puedes acceder, a no ser que pagues, sobreexplotación de los lugares y turismo chino a raudales, mis energías estaban agotadas y me lo tomé más como un paseo por los parques que como visita oficial a estos. Todo hay que decirlo, tienen unos majestuosos edificios.
    Cerca del Templo de verano, que está muy lejos del centro (45 minutos en metro), al noroeste de la ciudad, está el Campus de la Universidad que se puede visitar, no sin antes ser registrado por el ejército, y disfrutar del buen ambiente que se respira con un enorme lago y parque que envuelven los edificios de las escuelas. Interesante al menos.
    Como colofón a los últimos días, no solo probamos el pato, famoso en Beijing, si no que nos atrevimos a comer saltamontes y alacranes. Los fríen mucho y los echan tantas especias que comes cáscara picante. Nada particular. Creo que es más el prejuicio de ver al bicho con sus patas que cualquier otra cosa. A mí por ejemplo el caracol me da más asco.
*Precios Marzo 2013.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Pekín #03. La ciudad prohibida.

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    La ciudad prohibida (120 Yuanes= 15 euros) es otro símbolo de China y de su capital. Está en el centro de Pekín y mide 70 hectáreas, es decir, gastas suela paseando de templo en templo y tiro porque me toca. Si China se caracteriza por sus legendarias arquitecturas y tradiciones, tras salir de la ciudad prohibida tienes una indigestión de todo ello y solo te apetece echarte un rato en el parque a descansar. El término “visto uno, vistos todos” se nos vino a la cabeza a los del grupo, pero no por ello voy a dejar de alabar el inmenso esfuerzo que debe de ser mantener ese colosal monumento arquitectónico muy bien explotado por el gobierno donde, de nuevo, fuimos arrollados por la masificación de turistas chinos que poblaban cada entrada.

    Como no soy (somos) de los que leímos todos los carteles que explicaban la utilidad de cada edificio, ni nos entusiasmaron las tiendas de jade, ni mucho menos observamos con minuciosidad cada esquina que ocupa esta mini ciudad, terminamos tras tres horas de caminata en el jardín del señor emperador donde estaba la salida del norte y el Jingshan Park (2 Yuanes). Desde la colina donde había otro templo, con otro Buda más, se observa muy bien la inmensidad de la ciudad prohibida.
    En un bar del parque probamos unas salchichas pinchadas en un palo (suena mal, pero es tal cual) que no nos agradó a ninguno el sabor. Es un tentenpié que encontramos en diferentes sitios de China. Justo cuando terminamos, un señor pidió hacerse una foto con uno de nosotros (algo habitual en el viaje). Mi amigo posó y seguimos nuestra ruta. El restaurante también fue de lo más normal en China: sin tenedores, sin postres, ni cafés, arroz y noodles picantes.
    Esa tarde visitamos el Templo de Confucio (30 yuanes). Gracias a que había poco turismo, por no decir nada, y debido al cansancio de la mañana nos lo tomamos con calma y estuvimos entretenidos leyendo la vida y obra de este histórico personaje. Sin duda, a tener en cuenta sus valores y su enorme aportación a la educación de su época. Intentamos visitar el Templo de Buda, que estaba al lado, pero China tiene horario anglosajón y cierran alrededor de las cinco y media.
*Precios Marzo 2013.

Pekín #02. La muralla China.


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    Llegamos a Mutianyu en un autobús destartalado y nos llevó casi dos horas desde el centro de Beijing. (El viaje estaba programado por nuestro hostal y nos costó cerca de 30€ con desayuno y comida incluido, aunque no la bebida ni la subida a la Muralla).
    Estábamos entusiasmados y nerviosos por pisar y vivir in situ una de las maravillas más espectaculares que ha construido el ser humano. La muralla china es también conocida por la falacia de que es vista desde el espacio, pero que una vez allí compruebas que si fuera cierto, hasta tu casa se vería (tiene una media de siete metros de alto y seis de ancho). No, no se verá desde más allá de la estratosfera, pero pasear por esa simbólica construcción me hizo sentir que estaba viviendo una de mis mejores experiencias viajeras y pensé “mira que está lejos China...” (tarareando esta canción).
    Compramos los tickets (40 Yuanes) para subir en telesilla y la bajada en tobagán (esto sería tres horas después tras terminar nuestra ruta). La Muralla no está ni mucho menos entera, solo hay partes reconstruidas en diferentes ciudades. En nuestro caso, teníamos una ruta que ni mucho menos vimos entera. El primer punto fue duro, ya que había subidas y bajadas, escaleras con escalones de medio metro, y barandillas para apoyarse. Fue imposible no parar y descansar antes de continuar, ya que el sol picaba ese día y la falta de deporte se hacía notar. Cuando llegamos al final comprobamos que ya no se podía seguir, no por una valla ni ningún cartel de advertencia, si no por la maleza y el acceso directo al vacío. Extraño, pero así como había gente vendiendo refrescos no tenían un cartel avisando que te podías matar si seguías más allá de la muralla no reconstruida. Por suerte la otra parte era llana  y con subidas menos pronunciadas.
    Tras varias horas paseando, hinchados de satisfacción nos esperaba una suculenta bajada en tobogán, gracias a la gentileza de unos constructores holandeses que hicieron ese inventazo que nos hizo deslizar en un trineo durante quince minutos, con un freno para controlar la velocidad y una total seguridad, disfrutamos como auténticos niños. Fue la guinda del pastel a una de mis mejores experiencias visitando China.
*Precios Marzo 2013.



martes, 3 de septiembre de 2013

2012 - Ruta en coche por Croacia








2010 - Ruta en coche por Rumanía.





2008 - Ruta en coche por Escocia





2007 - Helsinki/ San Petersburgo/ Tallin/ Riga





2005 - Varsovia/ Praga/ Cracovia









En febrero del 2005 hice mi primer viaje en avión. Hicimos escala en Londres y aprovechamos para ver la gran ciudad, pero solo fue un día. Nos pateamos la ciudad de arriba a abajo, pero no entramos en ningún edificio, bien por los precios bien porque no teníamos tiempo.

Tampoco estuvimos mucho tiempo en Varsovia, ya que pasamos una tarde-noche y al día siguiente nos teníamos que ir a Praga en un tren nocturno de ¡8 horas! Solo recuerdo de la capital polaca que estaba nevada con capas de un metro. Sí, jugamos a tirarnos bolas de nieve.

En Praga, República Checa, estuvimos tres días y pasamos muchísimo frío. Nos hospedamos en un hostal del centro compartiendo habitación con un chaval valenciano y unas chicas inglesas. Sin duda una ciudad imprescindible. Todo el centro tiene edificios con una arquitectura que asombra.

La siguiente ciudad fue Cracovia, donde pasamos dos noches. Cracovia tenía un encanto especial. El centro rodeado de jardines y con pocos turismos alrededor, disfrutamos de su estancia hasta que cogimos el avión de vuelta a España. Nos recogió un taxista que no sabía inglés y por señas tuvimos que indicarle que ibamos al aeropuerto.

Un viaje corto, pero emocionante que sería uno de tantos que he hecho con mis amigos.


Pekín #01. La Villa Olímpica.

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    Llegar a Beijing nos costó 70€ (con su agua del Tibet correspondiente) desde la estación Shanghai Railway Station. En metálico, porque no es posible usar la tarjeta. Algo habitual en la ciudad. Nos hospedamos en Happy Dragon Blue, un hostel con bar/ restaurante (un poco carete), habitaciones privadas, limpio y hablaban inglés, incluso español (una chica muy maja, aunque deprimida por el trabajo. Literal. Nos dio penica). De nuevo, soltamos los billetes para pagar el hospedaje porque la tarjeta no está de moda por estos lares.
    Nuestra primera visita fue un breve paseo por la Villa Olímpica. Una pérdida de tiempo que no merece pararse mucho tiempo, pero como está tan al norte de la ciudad (en metro se tarda desde el centro media hora) no tienes otras opciones cerca una vez que vienes a visitarlo. La anécdota de la tarde fue intentar cambiar euros en un hotel de cinco estrellas situado cerca de la villa y en recepción no hablaban inglés. (Supongo que contratarían a gente para las olimpiadas).
    La capital sigue con los mismos precios que Shanghai, también con su caos en el tráfico donde las motos conducen sin ley, el metro en ocasiones es intransitable de la masa de gente que hay, siguen escupiendo en cualquier esquina, las calles de restaurantes huelen a noodles y hay baños públicos en todas partes (los hay sin puertas privadas, por lo que nos vimos en la tesitura de tener que mear al lado de un tio que estaba literalmente agachado plantando un pino. Curioso). En Beijing había mucho más turismo, pero siempre superado por los propios chinos más que por los occidentales, que llamábamos la atención y nos pedían hacerse fotos con nosotros (sobre todo chicas).
    La primera impresión de la capital se hizo corta y frustrante por el viaje y el paseo “olímpico” por la villa, pero esa noche íbamos a dormir con ansias porque al día siguiente visitábamos: ¡La muralla china!
*Precios Marzo 2013.

Shanghai #05. Los rascacielos de Pudong.


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     Shanghai es una ciudad cosmopolita, que tiene barrios que huelen a refrito, sucia, poco higiénica, desordenada, con gente simpática que te sonríe, pero escupe en el metro, y luego estan barrios como Pudong, donde encuentras los rascacielos, luces de neón en árboles, calles requetelimpias, con turismo gastando por dóquier... Un mar de contrastes.
    En Pudong pudimos visitar un rascacielos. Tienen precios diferentes dependiendo la altura que elijas, con sus azafatas y su bar (caro) mientras observas las vistas. Es un negocio redondo. Entre todas los edificios elegimos SWFC y subir al 94F nos costó 120 Yuanes=15€. Para llegar a este barrio siendo turista recomiendo el taxi o el metro (4Y). Nosotros fuimos en el Bund Sightseeing Tunnel que es una bobada de tren con un túnel lleno de luces artísticas, neones, telas colgando para engatusar al turista (70Y la broma).
    El Old town (pueblo o parte vieja) tiene poco de viejo. Es un barrio para vender la marca China, donde pudimos confirmar que había turistas a patadas, la mayoría chinos, con los edificios reconstruidos simulando las casas antiguas y con sus locales de a pie de calle vendiendo souvenirs (donde tienes que regatear, por supuesto). Tras dar una vuelta y esquivar a la masa de gente llegamos al Yuyuan garden, que sí merece la pena entrar (15Y). De nuevo, nos encontramos con un espacio de relax, con similar arquitectura y distribución como el jardín que vimos en Suzhou, pero mucho más grande. Lagos, casas y árboles recrean este maravilloso lugar.
    El Templo de Buda de Jade (20Y entrada y 10Y la tumba) es un esperpento de lo que se ha convertido la religión. Allí aprendí que la gente compra dinero falso para luego quemarlo, porque creen en la vida después de la muerte y al quemarlo se lo donan a los del más allá (!). El templo se encuentra en el este de la ciudad (Línea 7. Changshou rd.) Dentro hay varias figuras de Buda espectacularmente decoradas por todos lados, a las que la gente rezaba una tras otra (desconozco el significado de cada escultura que podían medir más de cinco metros de alto cada una). Dentro del recinto hay puestos de venta de este falso dinero, incienso, velas y, por supuesto, de jade. La tumba está en una sala oscura (donde hay que pagar otra entrada), protegida por varios metros de distancia por una valla y con una persona a cargo, que vende botellas que la gente compra para donarlas y dejarlas al lado de la tumba de Buda, al que no está permitido hacer fotos ni grabar en video. En definitiva, un lugar interesante de ver.
    Nosotros fuimos con la idea de que Shanghai era la cuna de los aparatitos electrónicos muy baratos, pero no. Estuvimos en un mercado al sur de la ciudad (Línea 1. Xujiahui) donde había cientos de tiendas que venden teles, portátiles, tabletas, móviles, etc... pero, aunque eran un poco más barato que en España, seguía siendo todo caro. La ciudad se puede visitar como mucho en tres días, a no ser que busques lo mismo que cualquier capital europea. Por eso visitamos Suzhou y Hangzhou (próxima entrada).
*Precios Marzo 2013.

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