En febrero del 2005 hice mi primer viaje en avión. Hicimos escala en Londres y aprovechamos para ver la gran ciudad, pero solo fue un día. Nos pateamos la ciudad de arriba a abajo, pero no entramos en ningún edificio, bien por los precios bien porque no teníamos tiempo.
Tampoco estuvimos mucho tiempo en Varsovia, ya que pasamos una tarde-noche y al día siguiente nos teníamos que ir a Praga en un tren nocturno de ¡8 horas! Solo recuerdo de la capital polaca que estaba nevada con capas de un metro. Sí, jugamos a tirarnos bolas de nieve.
En Praga, República Checa, estuvimos tres días y pasamos muchísimo frío. Nos hospedamos en un hostal del centro compartiendo habitación con un chaval valenciano y unas chicas inglesas. Sin duda una ciudad imprescindible. Todo el centro tiene edificios con una arquitectura que asombra.
La siguiente ciudad fue Cracovia, donde pasamos dos noches. Cracovia tenía un encanto especial. El centro rodeado de jardines y con pocos turismos alrededor, disfrutamos de su estancia hasta que cogimos el avión de vuelta a España. Nos recogió un taxista que no sabía inglés y por señas tuvimos que indicarle que ibamos al aeropuerto.
Un viaje corto, pero emocionante que sería uno de tantos que he hecho con mis amigos.
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