martes, 29 de abril de 2014

#064 Vietnam. Despedida entre tormentas.

Dalat, Vietnam

Dalat... Cuando las ciudades no me dan de sí, me largo. Si no me apetece gastar dinero en ninguna aventura, ya que todas te ofrecen cualquier ruta o destino para sacarte los cuartos, me largo. En definitiva, de Hoian, a pesar de ser un pueblo con encanto, pero lleno de tiendas de souvenir, me largué. Me levanté, vi a Iñaki que me dijo que se iba a Dalat y mientras desayunaba decidí dejar el hotel y coger el sleeping-bus de la tarde con él.

El viaje fue largo. Nos paró en Natrang, donde cambiamos de bus y esperamos mas de una hora, y llegamos al montañoso Dalat por una larga carretera llena de curvas. La ciudad no tiene mas que un lago con barcas-cisne para llevar a la novia y el tipico mercado de noche, donde Iñaki y yo bebimos un zumo de alubias con azúcar (algo típico de este país, pero no llega a entusiasmarme. De hecho, lo bebimos porque entendí mal a la chica que los servía). Como es lógico, no fuimos allí para beber zumos de legumbres, sino visitar las famosas cascadas que hay cerca de esta localidad. Como los tours nos parecieron caros, alquilamos una moto por 5$ (sí, solo una. Yo iba de paquete) y nos fuimos al... 'Parque temático'. No esperaba que fuese así. Tienen una mini montaña rusa para ir y volver de las cascadas de una forma divertida. No contentos con eso, hay un funicular para los vagos y... Redoble, por favor... ¡¡¡Un ascensor en plena selva!!! Bueno, lo que queda de selva porque el entorno está dedicado al turismo. Un poco triste, la verdad.
Tras salir de este tinglado quisimos visitar otras cascadas, pero viendo el mismo percal, en la misma puerta decidimos no entrar. Nos fuimos a la 'Crazy house'. Una casa con arquitectura similar al estilo de Gaudí. Como costaba 40.000 (2$) decidimos no entrar, pero pensando que podríamos ver algo por detrás (incluso colarnos), asi que eché un vistazo y vi que estaban de obras en la casa. De pronto, alguien me llamó, era desde la casa de en frente. Una familia estaba celebrando algo y nos invitaron a cervezas y a comer. ¿He dicho cervezas? No nos dejaban terminar una y ya estaban abriendo otra... No sé cómo explicar esta situación, pero para ellos era un honor invitarnos. Nos daban las gracias y se hacían fotos con nosotros. Pero lo mas curioso de todo es que aquella moña que se estaban cogiendo alegremente era por el aniversario de la muerte de su padre. Ojalá mi familia haga lo mismo el día que yo pase a criar malvas.

Museo de la guerra, Hi Chi Minh, Vietnam

Saigón... digo Ho Chi Mihn... Iñaki y yo quisimos ahorrar un poco, lo que viene siendo 'un par de cervezas', y cogimos el bus local que nos llevó durante ocho horas en un minúsculo bus, que a la vez que recogía gente para llevar de una lado a otro, hacía las veces de transportista y por eso llenó el maletero de verduras. Nos instalamos en un hostal juntos para compartir gastos y dimos una vuelta por la ciudad. Pronto nos dimos cuenta de que estábamos en el meollo de la zona turistica: agencias de viajes, restaurantes, pubs, chicas monas ofreciendo masajes y un jaleo de musicas que alborotaban la calle. En una de estas calles, los bares con cerveza barata habian cubierto el suelo de la calle con plasticos y esterillas para que la gente se sentara. Cruzar la carretera, como viene siendo habitual en los paises de asia, era una odisea, porque los pasos de peatones están de adorno. En esta ciudad mi propósito hacer un tour por el rio Mekong, pero antes Iñaki y yo visitamos el museo de la guerra. La parte mas horrible de su historia mas reciente. Las fotografias y las consecuencias que tuvo. Fue impactante saber que las armas quimicas, como el agente naranja, provocó que incluso niños que nacieron en los ochenta, años despues de finalizar el conflicto, nacieran deformados. Esta parte del museo es demoledora.


Rio Mekong, Mytho, Vietnam

El último día lo dediqué al tour... que se tenía que haber llamado 'de compras por el Mekong'. Tras tres horas de viaje a la localidad Mytho, te llevan en un barco a visitar una tienda donde hacen caramelos de coco, pan de arroz y ademas hay un tipo con una serpiente para que la gente se haga una foto con ella enroscada en el cuello. Un espectáculo... en la selva. Después de comer nos llevaron por un riachuelo lleno de bambu en barca. Una maratón llena de turistas y los remeros pidiendo propina. Y dónde nos llevaron... a comer fruta mientras veíamos un grupo de música local, que también pidieron propina... En definitiva, una pérdida de tiempo y de tour. 

Se acerca mayo que es temporada de lluvias, el monzón, y así nos recibió la ciudad, quizás un lamento de los cielos vietnamitas ante mi despedida de un país que me ha sorprendido gratamente, por sus mágicos rincones como Cat ba y su entrañable gente. 


Ho Chi Mihn, Vietnam.






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