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Edirne. |
Cuando iba en el autobús dirección Turquía me sentía como un niño el día antes de la noche de reyes. Salí de Plodiv en un mini bus para mi solo, pero tras parar en otra ciudad, cambié a otro autobús mas grande. A parte del conductor, había otra persona encargada para dar agua a los pasajeros (excepto a los chicos de provincias) y avisaba al personal donde parábamos para mear o para hacer el visado (todo esto en turco, claro). Tras un par de horas, llegamos a una carretera llena de camiones aparcados en el arcén, por lo que deduje que nos acercábamos a la frontera, pero la primera parada no fue esa, si no una tienda de carretera en el que la gente aprovecho para comprar productos mas baratos (sobre todo alcohol). Pasamos el primer control y, de nuevo, otra parada. Pensé que era para pagar el visado, pero no, justo entre una frontera y otra hay un centro comercial libre de impuestos, como en los aeropuertos, donde la gente aprovecho para comprar tabaco y, de nuevo, alcohol. Ahora si, llegamos ante la policía turca, a todos les sellan el pasaporte sin problemas, menos a mi, ya que soy el único que necesita pagar, así que el chico del autobús me lleva ante la caja para pagar los quince euros y, por primera vez, hablo con este tipo y me pregunta donde voy. Edirne, le contesto. Seguimos la ruta tras pasar la frontera y lo primero que se ve es una mezquita. No me da tiempo a asimilar que estoy en tierras turcas y el autobús para, el chico me dice que me baje, le sigo sin entender nada junto a dos mas. No se que pasa, pero me doy cuenta de que hay un coche parado y nos tenemos que montar con el. Todo es tan informal que cuando cojo mi mochila, el bus se va y el coche a punto estuvo de dejarme tirado, en mitad de la nada. (no me hubiera importado hacer autostop, pero ya que había pagado quería que me dejaran en Edirne). Finalmente, me llevan en coche. Nadie hablaba ingles, pero, aun así, no paraban de hablar(me). Les digo que he quedado con una amiga en la mezquita Selimiye y me dejan allí.
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Mezquita Selimiye, Edirne. |
Entre por un lateral subiendo unas escaleras de piedra, encogido y expulsando vaho por la boca llegue a los pies de la mezquita. Los alrededores tenían un jardín en tierra debido a que estaban metiendo mangueras para el riego. Un enorme chillido de cuervos alborotados me llamaron la atención. Estaban nerviosos, como yo, y se posaban en unos arboles cercanos, mientras otros volaban en masa, podría haber cientos de ellos. Seguí caminando junto a algunas mujeres, que llevaban preparado su pelo cubierto antes de entrar por la puerta principal. El edificio estaba iluminado con grandes focos dándole un tono anaranjado. Observe a una persona quitarse los zapatos antes de entrar a rezar y subí mi mirada hacia lo alto siguiendo la estructura de un minarete y, sin querer, se me abrió la boca de fascinacion. Estaba en frente de la mezquita mas grande de Turquía y mis piernas empezaron a temblar, empecé a recordar que hacia dos meses había empezado mi aventura y pensé, que demonios, hasta los chicos de provincias pueden llegar hasta aquí. Hacia tiempo que no me sentia tan feliz.
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El deporte nacional en turquia, los bazares. |
Turquia vive en la calle, es de lo que me di cuenta al callejear por Edirne. La gente no para de comprar y vender en cualquier esquina. No hay nada que no puedas encontrar entre sus miles de locales, unos detras de otros, por suerte, si no te paras a mirar algo, no te marean, ni te cogen del brazo. Son bastantes tranquilos sus comerciantes y si les dices que no, te dejan en paz. Quizas, alguno te suelta una palabra en castellano y te echas a reir, quizas intercambias unas palabras, sobre todo, de futbol. Barcelona o Madrid, me preguntan. Soy de pronvincias, les digo. Si el bazar es su deporte nacional, la gastronomia no se queda atras. La chica que me alojo en esta ciudad cocino una enorme cazuela de pasta rellena (
Manti), con salsas (de pimientos y yogurt con ajo), pan, te con pastas y cafe. Cafe turco! Nada que ver con lo que habia probado, pero ademas, cuentan que te pueden leer el futuro con los posos del cafe... cual sera el mio? De momento, no parar de comer y probar todo lo que me ofrece Turquia. Enamorado de los Simit que cuestan 1 lira turca (menos de cincuenta centimos).
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Couchsurfing en Edirne. |
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Limpiabotas. |
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Simit, no paro de comerlos. |
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